El consumo sostenible se define como el conjunto de acciones que ayudan a solucionar las desigualdades sociales, ambientales y económicos por medio de una conducta más responsable.
En particular, está relacionado con la producción, distribución, uso y eliminación de productos y servicios.
El objetivo es asegurar que se satisfacen las necesidades básicas de la población mundial, se reducen los excesos y se evita el daño ambiental.
El concepto es complejo y existen numerosas definiciones, pero la mayoría comparten las siguientes características:
- - satisfacer las necesidades humanas.
- - favorecer una buena calidad de vida por medio de estándares de vida dignos.
- - compartir los recursos entre ricos y pobres.
- - actuar tomando en cuenta las futuras generaciones.
- - considerar el impacto, desde el principio al final, de los productos al consumirlos.
- - minimizar el uso de los recursos, los residuos y la contaminación.
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